Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un lienzo https://stevehdhn915667.widblog.com/93281386/así-reaccionó-el-mundo-al-cabezazo-de-zidane